viernes, 21 de diciembre de 2012

Evidencias de una dictadura

Ayer volvieron a manifestarse en Madrid. Volvieron a salir a la calle, con sus velas, sus pancartas, sus carteles y, sobretodo, su entusiasmo y su ánimo. No era la primera vez, ni será la última. Las calles del país han atestiguado muchas marchas por el mismo motivo.

Muy diferentes han sido los tratos que estas marchas han recibido. Por mucho énfasis que se intentase poner en el calificativo "pacífico" siempre han habido golpes, persecuciones, sangre y lágrimas. Se han topado también con prohibiciones y ataques diplomáticos y burocráticos. Todo ello claras evidencias de una dictadura en la que la ciudadanía no puede ejercer su derecho a manifestarse con plena y total libertad. Pero ayer, estas evidencias llegaron a un punto claramente comparable al franquismo.

La porción del pueblo que ayer quisó salir a la calle y rodear el congreso nuevamente, para reclamar una situación social más justa y unos cambios en el sistema político que velen más por la equidad y la igualdad económica, se topó con la amenaza de las sanciones.

La Delegación del Gobierno ordenó a la policía que pidiesen a la gente que se identificase y, en caso de no hacerlo, proceder al "cacheo". Los policías informaban a las personas que se identificaban de que recibirían una sanción. 

http://www.lasexta.com/sigra/delegacion-gobierno-sanciona-indiscriminadamente_2012122100176.html

Como decía un poco más arriba, una clarísima medida comparable al régimen franquista. No entiendo esta qüestión: ¿si los ciudadanos tenemos el derecho y la libertad de manifestarnos por qué se sanciona a las personas que ayer reivindicaban una sociedad más justa? Esto va más allá del tema de la constitucionalidad. La medida que ayer sufrieron algunos de nuestros compatriotas se remonta a la época de las dictaduras más férreas. Es una clara evidencia de que no estamos viviendo en democracia. Un partido nos gobierna a su antojo porque, error de un pueblo que, herido, quiso dejarse llevar, obtuvo la mayoría en las pasadas elecciones. Una mayoría es lo mismo que una dictadura. Manda un sector de un país. Un sector que ni mucho menos puede representar a una ciudadanía confusa, airada y con muy poca cultura de voto. Y la prueba está en que muchos de los que votaron en su favor, hoy salen a la calle pidiendo que se convoquen nuevas elecciones y se disuelvan las cortes. Si a estos se les escuchó cuando, ciegos por la situación, reclamaron una mayoría, ¿por qué ahora no se les escucha? ¿Y además se les multa?

Estamos ante una situación muy peligrosa. Hoy, Mariano Rajoy ha celebrado su primer año como presidente. Todavía no entiendo que tiene que celebrar. Por delante afrontamos tres años en manos de una élite que obra, es claro, como cree más conveniente. Pero la realidad es que este gobierno pesa demasiado. Es insostenible para cualquier país, raza, etc.. España no podrá soportar mucho tiempo más el peso de la tijera. Una tijera que incluso ha llegado a nuestros derechos personales, como puede observarse en la manifestación de ayer.

No se trata de una cuestión ideológico. Es una necesidad básica. Cualquier pueblo, por muy ciego que esté, necesita saber que puede recurrir a sus derechos con completa libertad. Necesita saber que tiene derechos.
Nosotros ayer perdimos el único que nos quedaba, y así no se podrá seguir mucho tiempo.

Hago hincapié en la idea: no se trata de una dimisón por ideales. No se trata de quere imponer una ideología. Es una necesidad personal que cualquier persona que haya conocido el verdadero sentido de la libertad necesita satisfacer. Tal y como decía el gran filósofo ritánico Stuart Mill: "Nuestra libertad acaba cuando comienza la del otro". El error de nuestro país es que el otro ha decidido comenzar y acabar su libertad por encima de la nuestra.
El sistema es una manzana podrida que pende de una minúscula y delicada rama. No puede repararse, pues todo lo que se pudre, podrido queda. Es necesario remplazarlo, por una nueva manzana que esté libre de gusanos y de hongos que no hacen más que corroerla por dentro.