viernes, 18 de enero de 2013

¿Tiene el dinero fecha de caducidad?

Las alternativas al modelo actual de vida que llevamos están surgiendo desde muchos campos. Hemos podido contemplar la aparición de alternativas al sisitema alimentício que tenemos, con los alimentos transgénicos; a las principales fuentes de energía que utilizamos, con las renovables; al sistema político en sí, con movimientos como el de la Primavera Árabe, que ha derruido dictaduras que llevaban en el poder décadas; a los automóviles, con los modelos de coches eléctricos que están surgiendo en el mercado; etc..

La aparición de una alternativa no debe porqué considerarse como buena. Hay tipos de alternativas que nos conducen hacia cambios muy positivos y hay otras que invierten completamente la situación hacia el error. También las hay que se proponen y quedan a merced del olvido. Recordemos, por ejemplo, que Hitler y su partido nacionalsocialista se presentaron cómo alternativa al gobierno de la República de Weimar.

De la alternativa que quiero hablar es de una muy poco común pero que ha ido ganando fuerza a partir de la agudización de la crisis y de sus consecuencias. En efecto, se han planteado alternativas al dinero. No una sola. La idea del dinero y del sistema capitalista que lo sostiene como principales impulsores de la crisis ha tomado fuerza entre el pensamiento de las personas y, aunque seguimos practicando los métodos de este sistema y participando en su manutención, se han comenzado a dar manifestaciones importantes de hechos que porían ocasionar su fin y, por consiguiente, el del dinero.

En la Edad Antigua y los inicios de la Edad Media la moneda más importante era el trueque. Los bienes se adquirían a través de un sistema de intercambio. Se podían intercambiar bienes, servicios, tiempo, etc.. Claro está que los monarcas y jefes de estado de la época no podían ni debían recurrir a esta práctica de campesinos y artesanos, y preferían amasar sus riquezas a través del típico impuesto. Pero entre los ciudadanos el trueque suponía, alguna que otra vez, una solución viable para obtener aquello que se necesitaba.Esta es solo una alternativa que podría proponerse para acabar con la desigualdad que ocasiona el dinero. De hecho, no son pocas las personas que imaginana un futuro así. Encontramos películas como El Libro de Eli, de los hermanos Hughes, que ya incluyen en sus guiones la práctica del truque como lo más cotidiano. 

Tenemos también otras alternativas. Por ejemplo el intercambio de tiempo. Tiempo de oficio claro. Esta alternativa engloba hechos como que un periodista escriba una pieza para un periódico a cambio de que el periódico le proprcione algo que necesite, por ejemplo. O que un lampista realice un trebajo para un carpintero y, posteriormente, el carpintero repare su puerta de casa. Como vemos, es una alternativa viable ya que las partes implicadas cubren sus necesidades mutuamente y no se produce ese desequilibrio entre quien puede y quien no arreglar la puerta de su casa, por ejemplo.

Una tercera alternativa que he podido observar en estos días y que me llamó mucho la atención es la de crear una moneda local. El hecho de que cada pueblo mantenga su propia moneda ayuda a potenciar el comercio local y a que los vecinos recurran más a éste, en lugar de acudir siempre a las empreseas multinacionales que controlan el mercado. Al ser una moneda de curso municipal se acumularían algunos impuestos generales sobre los locales, los comercios del municipio o ciudad incrementarían su potencial y, difícilmente los ciudadanos se quedarían sin dinero, ya que es sería un sistema de circuito cerrado. En este aspecto destaca, por ejemplo, el innovador sistema de la "Turuta" en Vilanova i la Geltrú. Este documental lo explicará mejor que yo:



Claro está que estos sistemas presentan ventajas y también inconvenientes. Quizás el inconveniente principal sería el hecho de tener que renunciar  a los lujos y eso es algo a lo que nuestra sociedad de hoy día no está dispuesta. Reclamamos a los políticos que no sean tan vanidosos pero nosotros, en nuestra escala de la pirámide, somos como ellos. En la medida de lo que podamos consumir, gastamos sin concimiento reduciendo nuestras posesiones a lo más caro, lo más bonito, lo último,  etc.. Lo más lujoso, en general. 

La Tierra dispone y produce biene y materia suficientes para que todos sus habitantes vivan de una manera equitativa y gocen de bienestar. Pero esto falla en el momento en que unos no se conforman con el bienestar y desean el lujo. Para conseguir el lujo tienen que juntar su propio bienestar con el de muchos otros y en este punto es donde encontramos a todas las personas que han sido despojadas de lo que les pertenece y viven en condiciones infrahumanas. 

Como se dijo en otro artículo en La letra pequeña, el sistema está podrida. Está corroído y nos corrompe a medida que avanzamos en él. Caerá, porque no tiene arreglo posible, pero ¿a cuantos ha de llevarse consigo?