viernes, 25 de enero de 2013

Lo que debería ser el caso Bárcenas

Hace un par de semanas hablamos del escandalo de corrupción de Unió Democràtica de Catalunya y de su líder principal, Josep Antoni Duran i Lleida. Se especuló muchísimo sobre si éste debía dimitir o no por unas palabras que había pronunciado unos años atrás según las cuales afirmaba que si su partido se veía envuelto en algún tipo de amaño fiscal, dimitiría ipso facto. Duran no dimitió y comenzaron las críticas a su persona, encabezadas por la secretaria del Partido Popular, María Dolores de Cospedal.

Cospedal aseguró en un mítin de su partido que "habría tenido que dimitir" en el caso de haberse encontrado cuentas en Suiza, propiedad de algún dirigente de su partido. El caso Bárcenas prueba este hecho con completa claridad, tal y como podemos seguir estos días a través de la prensa. Bien, hoy se cierra la segunda semana de este caso y Cospedal sigue en su cargo.

http://www.publico.es/449062/cospedal-si-el-pp-tuviera-cuentas-en-suiza-a-que-yo-habria-tenido-que-dimitir

Es grave que Bárcenas tuviese una cuenta con 22 millones de euros en Suiza. Es un délito fiscal y debería ser penado. Más grave es aún la mentira pública, como hizo Cospedal en su discurso. La secretaria del PP puso un gran y rápido empeño en que Duran dimitiese después de salir a la luz la presunta corrpución de Unió. Se mostró muy crítica y sentenció al líder de Unió. Correcto; la corrupción es un hecho condenable tanto en el PP, como en Unió, como en cualquier otro partido o particular.

En cambio, al saberse la verdad sobre Bárcenas y sus 22 millones, además del tema de los sobresueldos en negro, Cospedal ha defendido la legitimidad de su figura y su cargo y ha rechazado dimitir. Esto, podría considerarse incluso más grave que tener 22 millones de euros en una cuenta en Suiza. Lo que ha hecho la secretaria del PP ha sido mentir públicamente e incumplir lo que dijo sin retractarse antes. Quizás deberíamos contemplar la posibilidad de incluir una ley en la Constitución que sancionase a todos aquellos actores del sistema (políticos, representantes de organizaciones, representantes de empresas etc.) que minitiesen publicamente, forzando su dimisión e imponiendo multas u otras medidas, en función del daño causado.

Además, tenemos la reciente aparición de una ley de amnistía fiscal que permite, junto con el caso Bárcenas, unos márgenes de sospecha muy amplios. En este aspecto, el responsable de dicha ley debería explicarse ante la cámara de una manera distinta a cómo lo ha hecho. El minitsro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dio unas explicaciones muy básicas ante los representantes de otras fuerzas parlamentarias y se molestó cuando le recriminaban la falta de transaparencia que presentava su nueva ley.

Quizás, además de la propuesta de ley contra la hipocresía y el engaño públicos, deberíamos disculparnos todos ante el ministro Montoro por pensar que su nueva ley es demasiado opaca y crear otra nueva ley contra las explicaciones en exceso que un minitro debe dar ante el parlamento.

En conclusión, lo que debería ser el caso Bárcenas no corresponde a esta serie de catastróficas desdichas que estamos presenciando. El caso Bárcenas debería ser la primera pieza que cae en un domino y que va tocando a las demás hasta llegar a la última y concluir la cadena. El "kid de la cuestión" es que muchas piezas de este domino se han adherido al suelo con tal fuerza que ahora resulta muy difícil, porque imposible no es nada, arrancar, proseguir y conluir la cadena.