jueves, 14 de marzo de 2013

Fumata blanca

Ayer supimos la noticia de la elección del nuevo líder del Vaticano y de la Iglesia Católica. El argentino Jorge Mario Bergoglio ha sido elegido nuevo "papa", resultante de la votación del cónclave vaticano. Tiene 76 años, es jesuita y ha adoptado el nombre de Francisco I, o Francisco a secas ya que es el primer papa que escoge este nombre.

Jorge Mario Bergoglio, Francisco/ www.teinteresa.es
Cabe explicar que los papas escogen nombres diferentes a los suyos de pila para identificarse a causa de dos factores principales: la existencia de unos papas con nombres de dioses paganos que cambiaron sus nombres para evitar contradicciones y la práctica que realizó Jesucristo de cambiar el nombre a algunos de sus apóstoles como a Pedro.(Juan 1:42) Destaco "que realizó Jesucristo" y no los propios apóstoles . En el Vaticano son los propios papas los que cambian su nombre. Es una diferencia notable.

Pero vayamos a la cuestión en sí ¿Qué significado tiene la elección del nuevo papa? El único significado que yo encuentro en la resolución del cónclave de ayer es que un estado, Ciudad del Vaticano, tiene un nuevo presidente, un nuevo líder. Podríamos decir que la Iglesia Católica tiene a su nuevo representante. Aunque cabe destacar que esto sería completamente antagónico a cualquier confesión cristiana puesto que el único representante reconocido por toda rama del cristianismo es y debe ser Jesucristo. Ahora bien, podemos observar que no es así.

Bergoglio ocupa un cargo de poder y fama a nivel mundial. Pero es el cargo más hipócrita. Pues ¿qué es el Vaticano? ¿En qué pasaje bíblico Dios ordena a la iglesia que retenga sus riquezas en una ciudad-estado y nombre a un representante al que se le llamará "santo padre"? En ninguno. Todo eso es manipulación humana. Burda hipocresía. No es menos que la falsedad política que se respira en unas elecciones presidenciales.



El mayor problema de todos es que el Vaticano cuenta con el altavoz más potente para proclamar el nombre de Dios. Es el mayor símbolo del cristianismo y la faz del mundo lo identifica como tal. Todo cuanto se dice desde el Vaticano parece ser la voluntad, inconfundible e incorruptible de Dios. Pero cuidado. El Vaticano no es lo que mejor simboliza a Jesús en la tierra. Es la gran mancha que oscurece la realidad del cristianismo y lo convierte en una secta siniestra y morbosa donde se actúa por poder y por dinero, totalmente en contra de lo que predicó Cristo. Es la mayor hipocresía de la cual la tierra pueda ser testigo.

Fumata blanca. Llega Francisco. Se va Benedicto. Unos se ilusionan y depositan su fe en una blanca vestimenta que cubre carne y huesos y una pesada cruz de oro valorada en muchas vidas. Infinidad de vidas. Otros identifican a Dios con esta figura, humana a más no poder, y reniegan desde lo más profundo de sus entrañas hasta sus tumbas. Pero, de nuevo, cuidad. Estamos viendo algo que difiere por completo del mensaje de Dios y dice representarle. Recordemos que el Partido Popular también dice representarnos en España y difiere de toda realidad social.

No relacionemos ni busquemos a Jesús y su ejemplo en el Vaticano. Es, quizás, el lugar de donde está más alejado.