jueves, 13 de junio de 2013

La revolución comienza en Taksim

La céntrica plaza de la ciudad de Estambul ha sido el escenario de un nuevo coletazo revolucionario en Oriente. La ciudadanía turca se ha manifestado contra el primer ministro, Recep Tayyid Erdogan, y sus políticas, a las cuales se han acusado de "autoritarias, islamistas y faltas de diálogo".

Revolución en la plaza Taksim (teinteresa.es)
Las consecuencias de las manifestaciones en la conocida plaza de la antigua Constantinopla se han saldado con dos muertos y millares de heridos, además del suicidio de seis agentes del cuerpo de policía. Todo ello debido a que el pasado martes 11 de junio, el primer ministro desplegó sobre la plaza sus cuerpos antidisturbios equipados, sobretodo, con gases lacrimógenos y furgones con cañones de agua a presión. Los manifestantes respondieron de manera violenta a esta reacción del gobierno, y se negaron a abandonar la plaza, por la cual cosa se formó una batalla campal que se postergó a lo largo de las horas. Finalmente, la policía pudo reducir los focos de resistencia y se hizo, de nuevo, con el control de la plaza Taksim. 

Las manifestaciones se convierten en batallas campales (cuartpoder.es)
Estos hechos, además de dejar claro el carácter totalitario del primer ministro turco Erdogan, resultan de gran relevancia para la tensa situación que se está viviendo en la actualidad. Los gobiernos de los países van adquiriendo más y más poder, y se les permiten reformas y medidas que llegan directamente a la ciudadanía y atacan el bienestar social. Y todo ello con un arbitro, el Parlamento Europeo, que se mantiene completamente ajeno de todas estas prácticas o que incluso incita a los gobiernos a llevarlas a cabo.

La Primavera Árabe se veía como algo muy lejano ya que ocurría en países que no pertenecían al viejo continente europeo. Pero Turquía es el puente que une la Europa de la Troika y la revolución islamista del mundo árabe en el que han tenido lugar todas esas revueltas y, en el caso de Siria contra Basher Al Assad, todavía continúan. El ejemplo turco puede constituir un ejemplo de lo que puede llegar a darse en Europa, concretamente en los países del sur del continente, los más afectados por la crisis económica y, también, por la corrupción y la evasión fiscal.

Críticas contra Erdogan (vozpopuli.com)
A Erdogan puede habérsele acabado la paciencia, pero recordemos que quien ha agotado antes su paciencia han sido los manifestantes, quienes han vuelto a tomar la plaza de manera pacífica y reclamando los cambios y el trabajo que no se están llevando a cabo. La cuestión es si después de Turquía se abrirán las puertas del sur de Europa a esa tan anhelada y necesitada revolución. Por muchos presagios que puedan hacerse, el futuro continúa resultando incierto y la austeridad se endurece cada día más. Los ánimos generales avanzan, claramente, hacia una revolución y hacia una reacción por el cambio inminentes que podrían comenzar mañana o en años. Lo que deja clara la situación de Turquía es que la crisis económica mundial se sanará antes por la vía revolucionaria que no por los paquetes de planes y reformas que llegan desde Bruselas.


La espera, suficiente o no, siempre encuentra su punto álgido para dejar de ser espera y pasar a ser acción.