jueves, 29 de agosto de 2013

Sobre la independencia

 Nunca antes había publicado en este blog nada relacionado con el tema de la indepndencia de Cataluña, pero dada la cercanía de una fecha tan relevante como es el día 11 de septiembre y de la ya famosa cadena humana, voy a aventurarme a hacerlo. No pretendo, mediante estas líneas, reabrir el debate de independencia sí/independencia no. Creo que todos hemos quedado lo suficiente satisfechos por los medios de comunicación en esa cuestión. Además es algo, hasta la fecha, invariable: existen catalanes que reclaman la independencia de España y catalanes que reclaman otras vías o que tan sólo quieren que todo quede igual. Así que considero estúpido volver a remover ese debate que, en mi opinión, está tan trillado.
Así sería la cadena humana del 11-s (324.cat)

Prefiero centrarme en cómo se está llevando este proceso hacia una posible futura independencia. El pasado año 2012, se realizó una de las marchas pacíficas más concurridas de la historia catalana, española, europea y, me atrevo a decir, mundial. En aquel punto, Artur Mas se adueñó de las riendas del sentimiento independentista y se aventuró rápidamente a unas elecciones que, por suerte, le frenaron los pies. En la diada de este año, la Assemblea Nacional Catalana ha preparado una cadena humana que recorrería todo el litoral de la geografía catalana, desde el primer pueblo del norte hasta el primero sureño. Es, sin lugar a duda, una movilización que cualquier gobierno, inclusive el del señor Rajoy,  debería atender y tener en cuenta. 

Lo que me preocupa de todo este asunto es de qué manera se está llevando a cabo el proceso y quién lo está llevando. Si bien me molesta que el Partido Popular niegue un derecho tan básico y tan fundamental para cualquier sociedad como es el de realizar un referéndum popular, también me incomoda que la figura de Mas vaya delante "tirando del carro". Esto es un hecho que ha decidido el por su cuenta, pero para ello ha contado con gran parte de la sociedad catalana, cosa que hace pensar que ha crecido el sentimiento independentista basado en el odio hacia España y los tejemanejes del líder de CiU. Un sentimiento independentista que se aleja radicalmente del que a principios de siglo XX liderasen ilustres figuras como Francesc Macià, Lluís Companys, Prat de la Riba, Josep Irla, Antoni Rovira i Virgili, etc..

La historia es un ejemplo claro de que cualquier proceso de independencia debe dirigirse por un verdadero líder, que sepa guiar a la masa hacia el objetivo en cuestión, sin alimentar sus emociones más oscuras y perversas, saciándose de paz, de respeto y de esfuerzo colectivo. Y eso, es todo lo contrario al ejemplo de Artur Mas, un líder, si es que se le puede llamar así, distante, ajeno al verdadero problema social, que únicamente ha basado su discurso en raquetear las pelotas que le venían desde Madrid y aprovechar una situación de resentimiento para alimentar el odio. Ahí quedan ejemplos como los de los personajes citados en el anterior párrafo. También otros internacionales, como Nelson Mandela, Gandhi, Patrice Lumumba, etc..
Mas no es el líder que Cataluña necesita (deia.com)

Procesos de independencia dirigidos con las bases de la paz, el respeto y el firme deseo de ser respetados. Puede que en Cataluña no halla violencia por la cuestión de la independencia, pero sí que la hay en los corazones. De eso es de lo que se ha encargado Artur Mas en su campaña política; de incentivar y radicalizar la adversidad hacia España, tal como Rajoy y muchos de sus ministros han hecho con sus declaraciones sobre el asunto. El verdadero sentimiento catalanista, el pacífico y respetuoso, ha ido quedando en segundo plano, mientras que este 'neo-catalanismo' impulsado por el presidente Mas desde hace apenas dos años, ha ido ganando terreno y abriéndose paso a expensas del populismo y la manipulación.

Es por eso que no tengo fe en el proceso de independencia que se está llevando a cabo. Porque actos como el de la cadena humana o la gran manifestación del pasado año, puros y limpios en un principio, quedan contaminados por unos malos líderes que tan sólo desean sacar algún tipo de provecho de ellos. Antes que la independencia, Cataluña necesita un líder. Un verdadero líder que la diferencie, políticamente hablando, de esa escuela española tan centralista, tan autoritaria y, en ocasiones, opresora. Y Artur Mas, pertenece a esa disciplina.