viernes, 20 de septiembre de 2013

"El viento que agita la cebada" de Ken Loach

Esta es una de esas películas que cumplen con las expectativas que hallas podido crear previamente sobre ella. Una historia que da paso a una mezcla, más que interesante, de puntos de vista, emociones y sentimientos. Apta para todos los públicos y muy recomendable para los panirlandeses, "El viento que agita la cebada" nos reporta a la convulsa época de la guerra civil de Irlanda, después de que hubiese división entre los irlandeses a causa del tratado angloirlandés, el cual enfrentaba a partidarios de continuar bajo el gobierno del Reino Unido, y partidarios de la independencia de la nación. 
Fotograma de la película (filmaffinity.com)

Los irlandeses, unidos contra la ocupación británica de la isla, se bifurcan en dos posturas claramente enfrentades que acaban desembocando en el derramamiento de sangre. Este enfoque se muestra muy bien en la trama de la historia, a través de dos de los personajes principales; dos hermanos que acaban luchando el uno contra el otro por causa de sus ideales, ignorando que la sangre que corre por sus venas es la misma. 

Hay un claro lugar para el amor en esta historia. Se expresa, ante todo, en el sentimiento patriótico y el inicial amor entre los hermanos rebeldes que luchan por un mismo fin. Pero junto con el amor, aparece también el odio, visible en la toma de las armas y la sangre derramada en el suelo. 

Fotograma de la película (blogdecine.com)
Un episodio que me lleva a reflexionar sobre hasta dónde estaban aquellos hombres y mujeres de la época dispuestos a llegar por conseguir su objetivo patriótico de la independencia. Una idea que, en ocasiones, quiero y puedo relacionar con ciertas tensiones actuales. Una pregunta que se repite constantemente en mi mente. ¿Hasta dónde está dispuesta Cataluña a llegar por la independencia? ¿Hasta dónde está dispuesta España a llegar para evitarlo?

Las respuestas que pueden surgir en mí a estas cuestiones no dejan de asustarme y, vencido, trato de hacer hincapié en la idea del mutuo respeto y el amor. Del libre ejercicio de la democracia, sin ningún atisbo de violencia, y con la firme esperanza en que la voz del pueblo decidirá lo mejor. El problema es que, tal y como muestra la película, el ser humano es capaz de cualquier cosa cuando en su ideología se incrusta la idea del "enemigo" y fija su objetivo en el prójimo. 
Debe tenerse cuidado y pelera, únicamente, porque las balas nunca agujereen el poco sentimiento de hermandad que pueda quedar en nuestros corazones.