viernes, 21 de febrero de 2014

"Vivir es fácil con los ojos cerrados" de David Trueba

El último trabajo de Trueba resulta ser un proyecto sencillo y bastante lineal, pero que sirve de refresco a una industria cinematográfica española desfallecida por los recortes y por una mala fama justificada con el rastro de muchos films vacíos y estereotipados. Cabe tener en cuenta, también, lo bien parada que ha salido de la última edición de la gala de los Premios Goya y el más de un millón de euros que ha recaudado hasta la fecha.

Cartel de la película (filmaffinity.com)
En su última película, el director madrileño apela por el humanismo cotidiano. El contraste de vidas completamente diferentes pero que se encuentran en un punto concreto para compartir sentimientos y emociones diversas. Una historia humilde y próxima a una rutina más que real, enmarcada en el contexto de un tardo-franquismo que no podía resistir el envite del mundo, que se abría a su alrededor descubriendo las nuevas culturas musicales y artísticas. 

El argumento se enfoca en la obsesiva búsqueda que un profesor de inglés mantiene por hablar con el célebre músico de The Beatles, John Lennon, quien está de rodaje en Almería. Pero paralelamente se añaden otros elementos a la trama; un triángulo amoroso que sirve como elemento clave para el intercambio emocional entre los compañeros de viaje; la fugaz huida de un adolescente ante la autoritaria figura de su padre; un embarazo no deseado, etc..

Fotograma con Javier Cámara (musiczine.es)
La nota negativa la trae un elemento que suele ser abusivamente habitual en los metrajes españoles: el sexo. Únicamente visible en una escena, aparece introducido con cierta insistencia y no acaba de encontrar su momento en la línea argumental. Puede resultar violento en lugar de inesperado. Como metido con un calzador. Aún así, "Vivir es fácil con los ojos cerrados" representa un destello de lucidez en una industria hispánica bastante dañada por la actitud mostrada en épocas anteriores, donde sexo y drogas eran indispensables en cualquier historia. 

No destaca por presentar algo nuevo. Tampoco por ser deslumbrante. Pero sí lo hace por el hecho de abandonar viejos y corrosivos patrones, y apostar por la emotividad dentro de la rutina de una manera más delicada y detallista.