jueves, 13 de noviembre de 2014

El día después

El 9-N nos ha dejado, además de 2,3 millones de votos, más del 80% de los cuales apela por la independencia absoluta de Cataluña en todos los sentidos, imágenes emotivas y no tan emotivas, abrazos efusivos y pasionales, e imbecilidades de imbéciles que no son capaces de abrir un poco la perspectiva de sus limitados puntos de vista y tolerar la democracia. Pero pasada la fecha,hecho ya el recuento (a falta de los votos que se realicen en los quince días de prórroga dados para aquellos que no pudimos votar, entre el 10 y el 25 de noviembre), y descartada también las denuncias presentadas por Rosa Díez y Plataforma per Catalunya, es imprescindible analizar la situación que queda de todo este proceso que ha monopolizado la voz de la prensa y gran parte de la opinión pública durante los últimos cuatro años (desde que en 2010 se recortase de forma virulenta el 'Estatut d'Autonomia').

La consulta abre el análisis de diversas líneas para una mayor participación  (elmundo.es)
El Gobierno español, pese a que sigue enrocado en esa negativa de la que todavía no ha explicado ni un sólo motivo, debe ser consecuente (al menos por una sola vez) y enfrentar un conflicto. Las estadísticas no son nada positivas, puesto que desde que Rajoy llegó al Gobierno en 2011, la ejecutiva nacional no sólo no ha intentado buscar vías de solución para los problemas sociales, sino que los ha agravado a base de la publicación de leyes como la 'ley mordaza' (ley de seguridad ciudadana), entre otras muchas. Otro ejemplo de negativa sin explicación es la demanda de referéndum en Canarias para consultar a la ciudadanía su opinión sobre la realización de prospecciones petrolíferas en el litoral del archipiélago. Una consulta tan necesaria, decisiva y refrenada como la catalana.

Por otro lado Cataluña tiene la pelota en su tejado, de demostrar que esta consulta parte con un verdadero objetivo de cambio político que acabe con la hegemonía de la derecha antisocial autóctona, esto es Convergència i Unió. En una charla, el subdirector de El País, 'Quico' Valls, aseguraba que CiU ha monopolizado el proceso del 9-N y que, por lo tanto, debe haber un cambio político en Cataluña antes de seguir adelante con la independencia, con el fin de garantizar un estado mejor. Si bien no le falta razón, esta opción es discutible puesto que el proceso de cambio de la 'casta' (término que PODEMOS ha puesto muy de moda) política puede realizarse en paralelo a un proceso de autodeterminación de la ciudadanía catalana a través de votaciones.

Los partido deben redefinirse rápido tras el 9-N(cat.elpais.com)
El 'Govern' de Artur Mas debe responder a todas esas cuestiones que siguen abiertas y la ciudadanía no debe olvidar, como si seguirá con esas políticas sociales tan restrictivas y perjudiciales o qué pasará con el tema del expolio fiscal entre España-Cataluña (si se continuarán pagando las autopistas, si se devolverá la recaudación íntegra del céntimo sanitario, si se devolverá también la cantidad total del euro por receta, etc.). Además se plantean nuevas cuestiones sobre las que prácticamente no ha habido pronunciamiento, como por ejemplo el ejército. La industria militar, que supone un gasto de 3 billones de dólares cada año, es un gigante que se ha comido a todos los estados y nadie queda libre de su influencia y presión. España, por ejemplo, gasta 52 millones de euros al día en armas.Cuestiones como la posición que " l'Estat Català" tomaría ante situaciones de este tipo deberían estar ya resueltas.

Por último está la convocatoria de elecciones plebiscitarias como alternativa al diálogo con Rajoy, aunque Mas muestra una preferencia inicial por la segunda opción. Pese a ello, CiU no puede obviar la presión de ERC y ahora comienzan a barajarse las posibilidades de establecer una lista unitaria a tres bandas (CiU,ERC y ACN-Òmnium) para poder poner en marcha un proceso constituyente que parta de una nueva votación ciudadana. Aunque todo lo que se diga por ahora no es más que paja, tal como ha dejado ver la prensa en general con el 9-N.